Soy un gran fan de la calabaza y siempre estoy ansioso por comerla cuando el clima se torne más frío y la calabaza de invierno llegue a la temporada. Me encanta arrojar cubitos de calabaza tierna y caramelizada a la pasta cocida con mucho queso parmesano, mantequilla y hierbas frescas picadas como el romero y el tomillo. Me encanta asar la calabaza con cebollas y vegetales de raíz y servirla con solomillo de cerdo y mostaza granulada. Y me encanta la sopa cremosa de calabaza con un poco de crema agria..
¿Pero sabes lo que odio? Pelado y picado de calabaza. No porque sea difícil de cortar (aquí está cómo hacerlo), sino porque cubre mis manos con una película extraña y pegajosa que se siente como súper pegamento a medida que se seca, haciendo que la piel de mis palmas quede tensa y áspera. Peor aún, no se lava ni se frota, solo el tiempo y mucha hidratación harán que mis manos se sientan normales otra vez..
Y al parecer no soy el único. Una búsqueda rápida en Google revela que esta es una reacción común que muchas personas tienen al manipular el calabacín pelado (y la bellota).
Butternut squash contiene una sustancia pegajosa, parecida a la savia, que se libera cuando se corta la fruta (la calabaza es técnicamente una fruta). El líquido es tan fuerte que puede endurecerse y convertirse en una costra protectora si la calabaza se corta o se daña, como un árbol. Esta savia tiene el mismo efecto en la piel, crea una película resistente que puede sentirse rígida o incluso con picazón. Según algunos expertos en jardinería, la savia es más potente si la calabaza es joven, por lo que es posible que no experimente esta sensación desagradable si está pelando una calabaza que ha madurado completamente..
Si ha experimentado “manos de squash” antes, es posible que haya jurado completamente fuera de la calabaza. Pero si eres como yo y aún lo deseas, usa guantes de plástico bien ajustados al pelar y cortar la calabaza. O haga lo que yo hago: pele la calabaza con un pelador de verduras y use una toalla de cocina para crear una barrera entre sus manos y la savia. O evite esta tarea por completo y busque la calabaza en la tienda de comestibles. Cuesta un poco más, pero también puede ahorrarle mucha irritación, tanto física como mental.